jueves, 25 de mayo de 2006

Nando Parrado

...He aprendido que los momentos no se repiten, pero la próxima vez que estémuriendo se lo que estaré recordando: mi afecto y amor, no mis negocios,carros, contratos, préstamos bancarios, ganancias, e-mails, aeropuertos...Otras de las cosas que de seguro se vio influenciada por la experiencia de losAndes fue mi CONFIANZA personal. He podido tomar decisiones en una formarelativamente fácil en muchos aspectos de la vida y del trabajo, debido a algoque ocurrió en las montañas. Cuando me encontraba en la cima de un pico de18,000 pies de altura con Roberto Canessa, observando el vasto escenario depicos nevados que nos rodeaba, sabíamos que íbamos a morir. No habíaabsolutamente ninguna forma de salida. Entonces decidimos cómo moriríamos: caminaríamos hacia el sol, al oeste. Era mejor que congelarnos en la cima. Esta decisión nos tomó escasamente 30 segundos. Otras decisiones que he tomadomás tarde en la vida no parecen más difíciles que decidir sobre mi propiamuerte.He logrado confianza en mi mismo, una tranquilidad silenciosa que me ha dado unamejor percepción del mundo que me rodea. Tomar decisiones se me hizo más fácildebido a que yo sabía que lo peor que me podría suceder sería que estarequivocado. Comparado con lo que había experimentado, era nada.Finalmente, esta el valor de la AMISTAD, de nuestros sentimientos de afecto yamor. Fue profundamente conmovedor ver a muchachos ayudando a sus amigos en unaforma que jamás se hubiesen podido imaginar, incluso arriesgando y dando susvidas por el prójimo. La amistad fue un factor determinante en nuestrasposibilidades de sobrevivir y, luego de que logramos salvarnos, hicimos denuestra amistad una parte importante de nuestras vidas. Por: Nando Parrado

By: Amor Pujol, especialista en marketing

No hay comentarios: