Todavía estoy emocionada de nuestra experiencia en Vallbona. Y espero que hayan más compañeras de viaje que expliquen su experiencia.
Para mi, adentrarnos en los misterios de la vida monacal fue encontrarnos con otro estilo de vida. Un ritmo diferente del que nosotras estamos acostumbradas. Ellas siguen el ritmo liturgia diario que las guía hacia un mundo espiritual y de silencio que no ha sido interrumpido desde hace 850 años.
El Reial Monestir de Santa Maria de Vallbona es una de esas pequeñas joyas desconocidas. Real porque debía acoger a la Reina Violant de Hungría. Gracias a Magda Gassó, nuestra guía y responsable de los conjuntos monumentales de la Generalitat de Catalunya, pudimos comprender muchos hitos históricos que todavía nos afectan como La Contrarreforma. Una de sus consecuencias fue imponer a los monasterios femeninos la población de sus alrededores.
Conocer a la Abadesa y la piora Gloria fue mágico. Romper moldes seria quizás una de sus características. Mi imagen personal de las monjas cambio por completo.
“¿Por qué hacerte monja? Quizás para llegar más lejos con mi aportación”: leíamos en la Contra de la Vanguardia. Gloria era informática, tenía novio, iba al Liceo y un día por casualidad decidió acompañar a una monja a Vallbona. Allí se sintió bien y fue yendo varias veces hasta convencerse de que su sitio estaba allí.
La vida en comunidad es lo más complicado nos comentaba. Hay que estar por los demás, pero no todo es fácil. La Abadesa es una gran madre para todas.
En mi mente las recuerdo rezando y cantando a las mismas horas al compás de otros monasterios cristianos que siguen la misma liturgia. Cada día cuando me levanto a las 8h pienso en ellas y sus rezos.
Un lugar para volver.
Os mando las fotos de Pilar Zaragoza
Para mi, adentrarnos en los misterios de la vida monacal fue encontrarnos con otro estilo de vida. Un ritmo diferente del que nosotras estamos acostumbradas. Ellas siguen el ritmo liturgia diario que las guía hacia un mundo espiritual y de silencio que no ha sido interrumpido desde hace 850 años.
El Reial Monestir de Santa Maria de Vallbona es una de esas pequeñas joyas desconocidas. Real porque debía acoger a la Reina Violant de Hungría. Gracias a Magda Gassó, nuestra guía y responsable de los conjuntos monumentales de la Generalitat de Catalunya, pudimos comprender muchos hitos históricos que todavía nos afectan como La Contrarreforma. Una de sus consecuencias fue imponer a los monasterios femeninos la población de sus alrededores.
Conocer a la Abadesa y la piora Gloria fue mágico. Romper moldes seria quizás una de sus características. Mi imagen personal de las monjas cambio por completo.
“¿Por qué hacerte monja? Quizás para llegar más lejos con mi aportación”: leíamos en la Contra de la Vanguardia. Gloria era informática, tenía novio, iba al Liceo y un día por casualidad decidió acompañar a una monja a Vallbona. Allí se sintió bien y fue yendo varias veces hasta convencerse de que su sitio estaba allí.
La vida en comunidad es lo más complicado nos comentaba. Hay que estar por los demás, pero no todo es fácil. La Abadesa es una gran madre para todas.
En mi mente las recuerdo rezando y cantando a las mismas horas al compás de otros monasterios cristianos que siguen la misma liturgia. Cada día cuando me levanto a las 8h pienso en ellas y sus rezos.
Un lugar para volver.
Os mando las fotos de Pilar Zaragoza
By: Amor Pujol VISIÓN agima
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